Cuando compramos nuestra casa, tenemos la sensación de que va a durarnos toda la vida, incluso la de nuestros hijos cuando la reciban en herencia, y que no se necesita gasta dinero en rehabilitarla o repararla. Nada más lejos de la realidad, por eso se aprueba la nueva ley de rehabilitación.
La nueva ley de rehabilitación, regeneración y renovación urbana, publicada el pasado mes de junio, trata de realizar una reconversión de la industria de la construcción, de la construcción de vivienda nueva a la rehabilitación y mejora de la existente.
Explicando en la exposición de motivos de dicha ley, que la actual crisis económica se ha visto agudizado por los problemas estructurales de la construcción, que estaba enfocada plenamente al crecimiento urbano disparado de las ciudades, con una financiación que propiciaba la inversión, y un mercado en constante crecimiento, dejando de lado el mantenimiento y mejora de las edificaciones antiguas.
Ahora tenemos un gran parque edificatorio, muchas viviendas cerradas, otras muchas en uso, pero no tenemos tradición ni costumbre de rehabilitar, mantener, mejorar, arreglar o reparar nuestras viviendas.
Durante mis ya más de 10 años de experiencia en este sector, viviendo de pleno la burbuja inmobiliaria, y ahora la conocida crisis económica, he podido percibir que tenemos la idea muy arraigada en nuestra cultura, que nuestras viviendas duran 100 años sin ningún tipo de mantenimiento, que no requieren que nos ocupemos de nada, y que nada debe romperse o dejar de funcionar en años.
Si pensamos en hacer rehabilitación, es más bien con el ánimo de hacer una reforma, es decir, «cambiar la forma», porque nos hayamos cansado de los muebles, azulejos y suelos de nuestra casa, y queramos poner unos de mejor calidad y más modernos, que den un aspecto de nueva a nuestra casa.
Pero no somos muy conscientes de que un edificio, al igual que un coche, por ejemplo, tiene partes que se mueven, que funcionan con electricidad, etc. y que se pueden averiar o dejar de funcionar, o que pueden perder su capacidad por el uso y el desgaste.
Por tanto cualquier edificio necesita un mantenimiento continuo, y también unas reparaciones por el uso continuado, el envejecimiento, y la obsolescencia de los sistemas o materiales.
Podemos poner como ejemplo el funcionamiento de las instalaciones, típicamente la caldera de calefacción, que requiere un contrato de mantenimiento anual obligatorio, y que producen averias de vez en cuando, ya que va a estar funcionando muchas horas cada año moviendo agua. También todos los aparatos eléctricos de un edificio, como ascensores, puertas automáticas (en garajes), riegos de jardines, grupos de presión para suministro de agua, antenas de TV y sus aplificadores, distribución de telefonía, alarmas y equipos de detección (en garajes), etc.
Todas estas cosas, y muchas otras, requieren mantenimiento continuo, y además se averían con el uso y requieren reparación o sustitución. Eso supone un gasto de dinero anual.
Pero además tenemos los materiales de acabado de nuestras casas, como la pintura de las paredes, que se mancha y deteriora, el suelo de madera, que con el uso tendrá rayaduras y desgaste, las puertas y cerraduras se van estropeando, etc.
Y además de mantener y reparar, con el tiempo será importante rehabilitar, que supone «volver a habilitar algo que ha perdido la capacidad que tenía», pero esto se hace utilizando equipos, instalaciones y materiales actuales, que tienen mejores características que los usados inicialmente, con lo que supone una mejora en acabados, duración, servicio, seguridad y eficiencia energética.
Por ello se pretende que se rehabiliten nuestros edificios, porque recuperaremos la capacidad de uso que poco a poco van perdiendo, y ganaremos en servicio al mejorar los sistemas y materiales con el tiempo, disponiendo, después de la rehabilitación, de un edificio mejorado en calidad, aislamiento, rendimiento de instalaciones, eficiencia energética, con lo que nos puede suponer una mejora en el confort y un ahorro de gastos corrientes de consumo.
Si tienes intención de realizar una rehabilitación, puedes dejar tu comentario o consulta, ya que tenemos experiencia en obras de rehabilitación y reparación.
Todo esto está relacionado con el nuevo documento que se exige en la nueva ley de rehabilitación, que es el informe de evaluación del edificio, que tratará el estado de conservación del edificio, su eficiencia energética, y sus posibilidades de accesibilidad, que trataremos en próximas entradas de este blog.
Deja una respuesta